Cada signo tiene cualidades que lo hacen inolvidable y defectos que nos hacen querer olvidarlos. Te contamos lo bueno y lo malo del signo del pez.
Lo mejor de Piscis.
Altruismo: los demás están por encima de ellos en la lista de prioridades. Siempre están pendientes acerca de lo que pueden hacer por sus allegados para mejorar sus vidas. La ayuda de Piscis no se limita a una mera generosidad, sino que van bastante más allá y se ocupan de que sus seres queridos, los cuales abarcan una lista bastante más extensa que la de sus familiares y amigos cercanos, estén bien abastecidos desde el punto de vista material como emocional. En otras palabras, los acompañarán y contendrán en todo momento.
Intuición: no es necesario decirle a Piscis que te encuentras mal, ellos lo intuyen y comienzan a obrar al respecto. Si bien son muy distraídos, jamás se les escapará un estado de ánimo afectado por el dolor o la angustia. Tener a un representante del pez cerca es como contar con un asistente emocional día y noche. Si lo que pretendes es pasar desapercibido y que tu estado emocional no trascienda, entonces aléjate de Piscis, porque descubrirá tus emociones aunque intentes escapar.
Tranquilidad: esta cualidad los beneficia tanto a ellos como a quienes están conviviendo a su alrededor. La paz y la tranquilidad que nace y vive en su interior, fácilmente se contagia a las personas con las que está en contacto. Esto hace que vivir con un nativo del pez nos dé la calma espiritual que necesitamos para tomarnos la vida con tranquilidad y así poder aprovechar cada instante.
Lo peor de Piscis.
Docilidad: este es un signo muy fácil de manipular. Con tal de complacer a los demás y no entrar en conflicto, Piscis aceptará hacer aquello que no le gusta. Como son seres tan agradables y simpáticos, ni siquiera nos daremos cuenta que no están a gusto, pero esto va erosionando su entusiasmo y, con el tiempo pueden llegar a entristecerse. Esta es una deuda pendiente que estos nativos tienen consigo mismo: la de aprender a decir que no y a hacer valer su voluntad.
Depresión: la melancolía que los caracteriza puede agudizarse si es que Piscis no le pone suficiente entusiasmo a la idea de vivir el presente. Este proceso termina en una depresión que aleja al pez del núcleo familiar y de amistad que con tanto amor se forjó. No faltará quien esté dispuesto a ayudar a este nativo tan amoroso, así es que siempre encontrará un hombro en el cual llorar y alguien en quien apoyarse para salir adelante y continuar regalándonos su presencia.
Escapismo: Si los ves con la mirada perdida y una expresión ausente... están definitivamente ausentes. Los Piscis son criaturas a las que el mundo muchas veces les molesta. Hay demasiado estrés, vértigo y ruido en la vida como para que se sientan cómodos. ¿Qué hacen entonces? Se evaden mentalmente. Es decir, están aquí, los ves con tus propios ojos, pero en su mente están a miles de kilómetros de distancia.
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